Cuando empezó a salir el sol, miró venir hacia él a una persona de ojos negros, vestida de blanco y con el pelo suelto.
La esperaba atento y ordenaba unos papeles tirados en el "parké".
Llegaba , con un rostro alegre , afirmando:
-¡Hola, que linda está tu casa!-
Pasaban por un pasillo, llegando hasta el living. Ella se sacó el sobretodo y mientras lo acomodaba en un sillón cubierto con una limpieza perfecta, él se acercó y le preguntó:
-¿Tomás algo?
-Sí-, contestó ella.
De la ventana se lograban ver los rayos del sol y la enredadera que tapaba una pared pintada de rosa, donde algunos ladrillos expuestos mostraban su antiguedad. Después, sentados, tomaban café.
A él se lo notaba nervioso, por momentos empezaba a mover los dedos sobre la mesa. Ella, en cambio permanecia tranquila, sin ningún tipo de interrupción en el dialogo o en las miradas que efectuaba.
Cuando terminaron el café, al levantarse él, tomando el cecinero de mármol, ella le dijo con firmeza:
-Te quiero
Esto hizo que el cenicero se cayera sobre los pies.
Se dirigió hacia la cocina. Un tiempo largo se quedó pensando en lo que había dicho. Tardó tanto que la mujer se quedó esperando leyendo un libro de metafísica . Cuando levantó la vista, lo vio venir.
El sol guardaba algunos de sus rayos en las nubes y ella sentía que el corazón le latía de emoción, hasta que se levantó, cerró las ventanas y juntos esperaron- en una cama llena de almohadones con un colchón blando-el "beso".
miércoles, 25 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
¿Solamente "el beso"?
Bueno, supongo que está por demás decir lo que vino después, jajaja
Muy buen blog. Te felicito.
Saludos y abrazos.
Publicar un comentario