A Elisa no le gusta que le acaricie, pero eso sí que le hagan la comida cuando llega del trabajo.A Elisa no le gusta que le hable, pero eso sí que le prenda el termotanque. Tampoco que le vea cuando se baña, eso sí que busque la tohalla para que se seque. No quiere que ronque pero eso sí que la escuche de noche. También que le prepare el desayuno, eso sí dos cucharadas de azúcar en el té y no tener las tostadas quemadas.
No abrir las cortinas y no dejar que entre el sol y le moleste a los ojos. Que el domingo no mire el partido, que no suba a la terraza a darle de comer al gatito, no junte cosas de la calle, papelitos, volantes, no compre anteojos porque ella tiene y no necesita caminar conmigo cuando tengo puesto otros como los de ella, o casi iguales: no necesita estar con una pareja que tenga anteojos y camine por la calle ambos con anteojos. Es hermosa, la quiero igual, es como un dios:-y yo miro a todas las amigas, que todas tienen un diente para afuera, no se parece que se hicieron la cirugía del diente, con el mismo cirujano. Después , salimos y nos quedamos horas mirando niños en la plaza. Ella acota:- Un hijo nos hace falta, eso, y cambiaría toda la relación-., sí demasiado.
Pero ¿cómo traer un hijo si ella no quiere que la toque?, entónces nos queda la imaginación. Ella a lo lejos me dice detrás de la heladera:-Vení- y me acerco, pero luego dice:- hasta ahí-, no puedo , no quiere, es tan complicado hacerla gozar y que me excite ella si no la puedo acariciar, hacer el amor en la cama sin tocarla, verla y escuchar su misma frase:-Quiero un hombre, entendés-, no entiendo, nunca comprendí.
Es mediodía, Elisa se encuentra llorando en la cocina. La heladera está abierta y chorrea la leche. ¿Qué pasó?, nada, me dice. Cómo nada, estás llorando, le digo, no pasa nada.
Limpio el líquido blanco, y me dice:-gracias-
¿Escuché bien?
Me acaricia el cabello.
Me inquieto , nunca me gustó que lo hiciera.
Me mira, le digo:- No mires, no mires por favor me ponés nervioso-
Me trae una tostada quemada a mi cama, -otra vez,¿no te da cuenta?-, está quemada, le digo.
¿No querés que abra las cortinas?-pregunta.
-No no quiero nada, nunca quise nada de vos-, respondo.Elisa soy yo, y ella soy yo.
Los días que se nubla el cielo, los días que el sol se apodera de nuestro cuerpos, y nuestra soledad.
lunes, 23 de febrero de 2009
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