publicaciones deseadas.(reflexion, j.b)

Publicar, la existencia, decir que algo está vivo, eso vive el escritor, de alientos ajenos, de pertenecer a la critica constante del otro...Artista de la palabra, del adiós a nuevas ideas y renovadas formas de anunciar, declamar, de sostener la ambiguedad. Perderse en otras lineas de pensamientos. Escribir, como pedir café a la mañana, a la tarde, o la noche,. lo mismo da, lo mismo alcanza para un "escritor de la naturaleza",,,la naturaleza de escribir sentado en un sofá o donde se quiera estar, se está cuando se escribe.
La conciencia se brota, como un germinador en observacion de estudiantes, se escribe para atreer conciencia, se escribe para leerse mil o ninguna vez. Se elimina , se sensura, se anula toda posibilidad en la existencia de "escritura filosofica", o "pensamiento escrito", mismas sensaciones, mismos estados, la anulación por ambas siempre predonima.
Ahora , somos parte de esa conciencia cuando sentimos alegría de ser "publicados",,,en una revista, en un folleto de pub adolescente, somos alegres, somos seres que deseamos socializarnos con intelectuales que lean lo que deliramos, sentimos, somos.Somos eso, "necesidad de existencia", dejamos , olvidamos nuestra meta: "escribir", ya nos volcamos a leer, a sumergir nuestro tiempo en delirios, el "arte se crea así mismo, se piensa, pero no se actúa"...para que haya un motivador, es la acción, mientras gobierna la motivación, inerte, sin forma alguna...
Deseamos que se escuche nuestro texto, por otro, desconcido ser.Felices logramos "ser", ya nada nos cubre del todo y criticamos lo mal leído, que agregaron partes injustas...nace el loco, el demente de nuestra personalidad. Cuando pasa esto, somos seres extraños para el ojo de la sociedad, entonces, comprendemos que somos escritores. Que nos han leído mal, o que hemos errado en la tipografía, en el texto, aún falta correción...
Queremos el texto que sea sentido, y bien sugerido, bien expuesto, nunca se alcanza el fino trazo. La tinta que llevamos dentro, se acaba, entonces queda en el otro, que cierre el libro, y duerma como cualquier ser.