Lucrecia se peinó su enrulado cabello gris. Tenía pocas horas para salir del placard, dormía siempre en él, y estaba erecta, siempre.
Su madre sin embargo dormía sentada en la sillita de la cocina, toda la madrugada, porque así se encontraba mas de cerca, con la heladera, para tomar un vaso de leche fría...
Ellas, se querían, pero no asistían a psicólogos, no porque no quisieran, sino porque NO había en el barrio, "dormiré como sea"...Esto no era ciencia ficción, sino realidad, la gente no trabajaba, no comía, porque no tenía apetito, solo, ansiaba, dormir, de cualquier forma.
Se festejaban las quemadas comunitarias, donde cada individuo quemaban las camas de los hospitales, de las casas de habitantes que habían dejado aquel barrio...
La gente que no compartía esa filosofía, huía hacia otras ciudades. Pocas quedaban en aquel barrio...Sin lugar a dudas , esto ocupó un lugar muy importante en diarios de todo el país...y en internet.
Lucrecia, se enamoró de Ernesto, un fumador que dejaba apagado los cigarros en su chaleca, costumbre del lugar, y de los fumadores de ese mismo lugar también. No es todo tan sencillo querido lector, pero queda claro acalarar que yo lo vi con mis propios ojos. Y dormí una tarde en un placárd, hasta que me dejaron encerrado, pensando que no había nadie dentro.
Pude huir, cuando empezé a golpear el mismo, y una anciana, dijo:-estas no son horas de jugar, este sitio es para dormir-, me dijo, la muy ingrata, o estúpida mujer.
-Si, pero no estoy jugando, queria dormir, ya no habia cama-, le dije, enojado, casi a punto de largarme a llorar tambien, como siempre me pasaba, en situaciones de crisis emocional.
Salí del placard, y todos lo supieron, y nadie me aceptó, salvo, ella, Lucrecia, que hoy, somos pareja, y le dediqué este relato, que no es muy extenso, porque ella, por cierto no lee demasiado, ya que se la pasa durmiendo, y no otra cosa.
Con amor:
Ernesto.
sábado, 28 de marzo de 2009
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